UN MAR DE EMOCIONES VERDADERAS
"Mar
Adentro" está siendo alabada tanto por crítica como por el público y
no es por casualidad, porque se trata de una gran película.
La historia que nos cuenta es conocida por todos, narra la vida de Ramón
Sampedro, un hombre tetrapléjico que lleva 30 años postrado en una cama
después de un accidente en el mar. A partir de ahí, todos sus esfuerzos
se centraran en su lucha por conseguir una muerte digna que le libere
de una vida que él considera indigna y ni siquiera el amor de los suyos
le hará cambiar de determinación.
Es una historia real y eso se transpira en cada plano del film, una
de sus mayores virtudes es conseguir trasladar esa veracidad a la pantalla
sin que sea algo forzado o demasiado melodramático. El debate sobre
la eutanasia daba para eso, para hacer un film oportunista que se sirviera
de la polémica o trasladar las vivencias de Sampedro al típico telefilm
lacrimógeno cuyo única inquietud fuera el emocionar a la gente. Pero
Alejandro Amenábar es una gran director y ha sabido plasmar toda la
emoción de la historia sin llegar al folletín, y eso la convierte en
una obra respetable, madura, sensible y terriblemente bella.
Muchos debieron pensar que tras "Los otros" realizar esta película era
dar un cambio radical a su carrera, aunque si se analizan ambas películas
nos daremos cuenta de que sí que existe un cambio de género, pero la
esencia sigue siendo la misma. Amenabar nos habla en ambas películas
de la aceptación de la muerte como tabla de salvación a una vida imperfecta
(¿y qué vida no lo es?).
La película cuenta con innumerables ingredientes que la convierten en
una gran obra, un referente para el futuro del cine español. La puesta
en escena se basa en muchas escenas en primerísimos primeros planos
que nos obligan a ahondar en los personajes, todos ellos perfectamente
dibujados, en el mejor guión firmado hasta la fecha por Amenabar conjuntamente
con su amigo Mateo Gil. La música del propio director subraya perfectamente
las escenas (e incluye la intensa canción "Negra Sombra" de Carlos Nuñez
e interpretada por Luz) y la fotografía de Aguirresarobe crea la atmósfera
adecuada, sin virtuosismos innecesarios.
Toda la película rezuma verdad y sinceridad por los cuatro costados.
Las interpretaciones contribuyen a esa naturalidad y el plantel completo
de actores raya a gran nivel. Resultan sorpresas agradables en este
aspecto, las actuaciones de Clara Segura (como Gené), Mabel Rivera (como
Manuela) y Tamar Novas (como Javi) que hacen cercanos y entrañables
sus personajes y, como no, la siempre estupenda Lola Dueñas que nos
regala una interpretación llena de matices. Respecto a la tan comentada
protagonista, Belén Rueda cumple con creces su reto del debut y tiene
que soportar varios primeros planos que no dejan espacio para la inseguridad,
en general toda su actuación resulta de lo más gratificante, si exceptuamos
la escena final donde anda bastante perdida y casi hecha al traste todo
el trabajo realizado. Y qué decir de Javier Bardem, que no realiza una
interpretación sino una recreación, porque cada gesto, cada palabra
entonada, cada respiración o mirada son absolutamente perfectas, no
sólo realiza aquí la mejor interpretación de toda su carrera junto a
la de "Antes que amochezca" sino que me atrevería a decir que realiza
una de las interpretaciones más prodigiosas que recuerdo haber visto
jamás.
La película combina momentos bellos, momentos divertidos, momentos tristes
y momentos desgarradores. Es una película dura e inteligente, pero tierna
y sentida, no apta para días depresivos ni para gente que se quiera
hacer la valiente y olvide los clínex en casa, con escenas tan contundentes
filmicamente hablando como cuando Sampedro sueña que puede volar, el
momento del accidente, la estremecedora recreación de su muerte calcada
del original en plano fijo, el momento final en qué la voz en off de
Bardem recita el poema de Sampedro que da título al film, y sobretodo
la escena donde el personaje de Julia sufre un desmayo y Sampedro de
espaldas a ella no puede ver lo que ha ocurrido y sólo puede servirse
de su voz, uno de los momentos del film que me ponen aún ahora los pelos
de punta.
En definitiva, Amenabar nos brinda su mejor película hasta la fecha
y vuelve a demostrar todo el talento que lleva dentro, un film casi
redondo que sólo flaquea en la escena final donde Belén Rueda no consigue
mantener la dosis de realismo y verdad que transmite el resto de la
película. Una lástima que ese momento tan importante manche lo que podría
haberla catalogado de obra maestra.
U.C. (Daniel Farriol)